Música

domingo, 3 de abril de 2011

Un mar de saber.



Brisas marinas se mueven
en el horizonte infinito de mi mente,
van y vuelven,
entregando noticias del atardecer.

Las olas golpean mis neuronas,
la espuma las colma de sensaciones,
de roces y miradas, las dejan extasiadas,
entregadas a los sifones,
ahogadas en conocimiento
sin su consentimiento.

El porque de la vida se impregna en mi mente,
lo siento como hambre, un hambre inconsciente,
resistente, que me lleva a la duda,
luego a la pregunta y después al habla.

El sol nace, nace en mi cabeza
y se esconde por mis pies.
Empiezo a caer en la alegría, en la risa,
incluso en la inocente malicia,
en la locura, en la rareza, en la sonrisa.
Y camino con sus pies, miro con sus manos, pienso al revés

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